jueves, 5 de junio de 2014

La noche está estrellada...

En una madrugada de Mayo nació Fiero entre las trazas violetas de los pastos y bajo el furor de las vertiginosas Eta Acuáridas.
Creció hasta que su ímpetu de potro hacía palpitar con frenesí la tierra.
Conservo esta serigrafía hecha por un amigo pintor que recoge su desbocada irrupción de vida. Aún en el cuadro trata de escapar en su loca carrera por la ventana de mi habitación hacia el viento hijo de los campos abiertos y de los horizontes puros mientras su crin agreste se enreda en el juego de las estrellas.
...la noche está estrellada, y tiritan azules los astros a lo lejos..."

Este es Coco quien siempre me acompaña cuando espero en las madrugadas el paso y el sueño de los fugaces meteoros...

...hasta que el aroma del café despierta derramando el rojo vibrante de geranios y ciclámenes, bandera y verso para un nuevo sol, para un nuevo y apasionante día.


viernes, 21 de febrero de 2014

¨"¿Por qué reducir la vida a una dimensión?"

Escucho al doctor Luna hablar de su chamán y, de pronto, menciona “los universos alternativos” . Y, en un flash, recuerdo la misma expresión en boca del premio Nobel de Física 2004 Frank Wilczek, quien me habló aquí, al profundizar en la teoría de las cuerdas, de “esa lógica interna bellísima de la que todos formamos parte y en la que están inscritas desde la última partícula elemental hasta la inmensidad”. ¿Ven? El lenguaje del chamán amazónico perdido en la selva del Caquetá y el del Nobel, forjado en la más estricta observación del método científico, se acercan hasta hacerse indistinguibles. Al cabo, la más pura ciencia de hoy deviene esoterismo milenario. Es la danza de la realidad, y la gozaremos sólo con mantener la mente abierta y dispuesta antes a conocer que a condenar.


Dr . Eduardo Luna, Etnobotánico del chamanismo mestizo
Tengo 58 años y sigo creciendo. Nací en Florencia (Colombia), cuna de otro arte y otra sabiduría. Me doctoré en Etnobotánica Amazónica Mestiza. Enseño en la Universidad de Helsinki. Occidente puede recuperar en la Amazonia otras formas de conocimiento aniquiladas por la Inquisición y luego reprimidas por un racionalismo miope
Me tumbé y me quedé contemplando las estrellas… Hasta que me di cuenta de que era imposible que estuviera viendo las estrellas, porque estaba bajo techo.
–Eso es un razonamiento irracional.
–Propio del yagé: altera tu conciencia, pero al mismo tiempo mantiene la lucidez. Había visto una enorme serpiente yendo hacia la casa del chamán y de pronto empecé a pensar como la serpiente: ¡yo era la serpiente!
–¿Se sentía reptil?
–Me sorprendí amí mismo relamiéndome al anticipar lo deliciosas que estaban las ranas de la charca: me arrastraría poco a poco para no sorprenderlas… Pero de repente me asusté, porque madre daría un grito si me veía arrastrándome para devorar ranas.
–¿Y ser un bicho le parece agradable?
–No trataba de divertirme. No estaba tomando copas. El yagé, o ayahuasca, no es una droga recreativa sino un sacramento. Tras pensar en las ranas salí a vomitar. Al volver, las plumas del chamán se transformaron en pájaros que volaban.
–¿Ese viaje no es peligroso para la salud?
–No, porque la dosis letal de ayahuasca sería de cinco litros y las tomas habituales apenas superan los 50 mililitros. No es aconsejable la ingesta, desde luego, para quien no esté perfectamente sano, pero difícilmente enferma a nadie. Yo hace 35 años que la tomo.
–¿Cuándo la ingirió por última vez?
–Hace seis meses, en Brasil.
–No es usted un habitual.
–Nadie lo es, porque tomar el yagé es un trance desagradable. El líquido tiene un sabor vomitivo y es vomitivo. La toma sólo tiene un sentido si tú se lo confieres, un sentido espiritual, religioso, dentro de un ritual.
–¿Qué se siente?
–Es un sacramento y una comunión. Permite la introspección sobre tu propia conducta y abre tu mente a otras realidades que puedes compartir con los demás iniciados.
–¿Quién le guió su primera vez?
–Mi primera toma, prudentísima, fue con el etnobotánico húngaro Terence McKenna. Y constituyó toda una revelación. Me sentí como entrando en El jardín de las delicias del Bosco. Descubrí dimensiones, luces, colores y volúmenes insospechados, pero también aprendí a tomar distancia respecto a mí mismo: me vi como yo era y, desde aquel instante, jamás volví a angustiarme por nada.
–¿Mística enteógena?
–Para mí es parte de una búsqueda. Yo había sido seminarista. Nací en Florencia (Colombia) y mis padres me indujeron una vocación escolapia. Fui al seminario de Irache a estudiar Teología hasta los 20 años y lo abandoné para estudiar en Madrid. Al volver a Colombia me reencontré con el chamán ingano mestizo Apollinar  Yacanamijoy.
–¿Ingano?
–Hablaba quechua en su variedad inga, un dialecto de la lengua inca.
–¿Estaba a su lado el día de las estrellas?
–Sí. Recuerdo que, cuando me descubrí maravillado a mí mismo en aquella toma de yagé, le dije: “Don Apollinar, es usted sabio”, yme respondió: “No soy yo el maestro, es el yagé”. La ayahuasca, que el chamán me preparó en su variedad local de Banisteriopsis caapi mezclada con hojas de Diploterys cabrerana, es considerada una planta maestra. Es el yagé y no el chamán quien nos guía.
–¿Y dice que cambió su vida?
–Sí. Supe que recuperaría la sabiduría de mis antepasados que los años de estudios en Europa me habían hecho olvidar. Me licencié en Filosofía en Madrid, pero me casé con una noruega y vivimos en Oslo, donde enseñé en la universidad, y luego en Helsinki.
–¡Qué lejos de la Amazonia querida!
–Allí fui alumno de un sabio, el director del Instituto de las Religiones Oche Hultkrantz. Trabajamos juntos en mi tesis, que trataba de recuperar la sabiduría etnobotánica y la espiritualidad de la Amazonia.
–¿Siguió viendo las estrellas?
–Sí, y muchos libros. Estudié farmacología, botánica, fisiología y neurología para dedicar mi doctorado al chamanismo mestizo.
–¿Por qué al chamanismo mestizo?
–Porque es el puente con la sabiduría perdida en Occidente. Sus chamanes ardieron como brujas en las piras inquisitoriales.
–Hace siglos.
–Primero la Inquisición y luego la ilustración y su racionalismo más reduccionista y miope liquidaron esa espiritualidad que ustedes gozaron. Pero recuerde que la comunión católica, por ejemplo, donde se ingiere vino –otra droga–, es una reminiscencia de los ritos helenos de Eleusis y sus comuniones, que están en los fundamentos de toda su cultura.
–El sueño de la razón produce monstruos.
–No. La razón sólo es una forma de conocimiento más. ¿Por qué confinar la vida a una sola dimensión? Como sabe, el hemisferio cerebral derecho procesa creatividad y emociones, y el izquierdo, el raciocionio. El cubo de Necker, con el yagé, es percibido mejor por el hemisferio no racional.
–¿Y eso de qué nos sirve?
–Permite un sueño lúcido con el que puedes desbloquear traumas y mejorar la introspección. Pero el potencial de esta etnobotánica está por descubrir. Abramos, pues, puertas al conocimiento, no las cerremos.
–¿No se trata de una aventura sectaria?
–Es cierto que las nuevas religiones sincréticas brasileñas como el Santo Daime o Barquinha han hecho del yagé su sacramento y con buenos resultados, pero yo lo que pido es, antes que nada, sólido conocimiento científico y, a partir de él, experiencia vital. No reduzcamos nuestras vidas a una dimensión, porque hay muchas más y nos las perdemos.

Lluis Amiguet

viernes, 14 de febrero de 2014

San Valentín suena a Hombre Valiente y Enamorado!!!

I
Existen diversas teorías que otorgan a esta fecha el origen del Día de los Enamorados. En los países nórdicos es durante estas fechas cuando se emparejan y aparean los pájaros, de ahí que este periodo se vea como un símbolo de amor y de creación.
Según Apolonio de Rodas, el mascarón de proa del barco de Jasón, el Argo, estaba hecho de roble del bosque sagrado de Dodona y podía hablar el lenguaje de los pájaros. En la mitología griegase podía obtener el lenguaje de los pájaros por medios mágicos. Se dice que Demócrito, Anaximandro, Apolonio de Tiana, Tiresias, Melampo y Esopo podían entender a los pájaros.
En la mitología escandinava, la facultad de entender el lenguaje de los pájaros era signo de gran sabiduría. El dios Odín tenía dos cuervos, Hugin y Munin, que volaban por todo el mundo y le contaban a Odín lo que sucedía entre los mortales.
El legendario rey de Suecia Dag el Sabio eran tan sabio que podía entender lo que los pájaros decían. Tenía un gorrión domesticado que volaba por todas partes para traerle noticias. Una vez, un granjero de Reidgotaland mató al gorrión de Dag, lo que desencadenó un terrible castigo por parte de los suecos.

Mi comentario I:
Como ya se ha hecho notorio nuestro divorcio con la naturaleza es cada vez más creciente, y quien pretenda hoy en día hablar de pajaritos o hablar con ellos será tratado por esa corteza de cemento y smog del espíritu neoliberal como loco, cursi o ridículo, más sin embargo nuestras canciones populares, fábulas, poesía, y todo aquello que nos liga o nos religa, mejor dicho que hace religión con la naturaleza es un acerbo de vida y de amor que nos redime como humanos y seres vivientes.

II
Algunos creen que es una fiesta cristianizada del paganismo, ya que en la antigua Roma se realizaba la adoración al dios del amor, cuyo nombre griego era Eros y a quien los romanos llamaban Cupido. En esta celebración se pedían los favores del dios a través de regalos u ofrendas para conseguir así encontrar al enamorado ideal.
Muchos piensan que san Valentín se celebra desde hace poco y que surgió por el interés de los grandes centros comerciales, pero su origen se remonta a la época del Imperio Romano.
San Valentín era un sacerdote que, hacia el siglo III, ejercía en Roma. Gobernaba el emperador Claudio II, quien decidió prohibir la celebración de matrimonios para los jóvenes, porque en su opinión los solteros sin familia eran mejores soldados, ya que tenían menos ataduras.
El sacerdote consideró que el decreto era injusto y desafió al emperador. Celebraba en secreto matrimonios para jóvenes enamorados (de ahí se ha popularizado que San Valentín sea el patrón de los enamorados). El emperador Claudio se enteró y como san Valentín gozaba de un gran prestigio en Roma, el emperador lo llamó a palacio. San Valentín aprovechó aquella ocasión para hacer proselitismo del cristianismo. Aunque en un principio Claudio II mostró interés, el ejército y el gobernador de Roma, llamado Calpurnio, le persuadieron para quitárselo de la cabeza.

El emperador Claudio dio entonces orden de que encarcelasen a Valentín. Entonces, el oficial Asterius, encargado de encarcelarle, quiso ridiculizar y poner a prueba a Valentín. Le retó a que devolviese la vista a una hija suya, llamada Julia, que nació ciega. Valentín aceptó y, en nombre del Señor, le devolvió la vista.
Este hecho convulsionó a Asterius y su familia, quienes se convirtieron al cristianismo. De todas formas, Valentín siguió preso y el débil emperador Claudio finalmente ordenó que lo martirizaran y ejecutaran el 14 de febrero del año 270. La joven Julia, agradecida al santo, plantó un almendro de flores rosadas junto a su tumba. De ahí que el almendro sea símbolo de amor y amistad duraderos.

Mi comentario II:
Eso de que el día de San Valentín sea una celebración de amor que se relaciona contra la guerra me seduce y me convence ja ja ja. Según el jefe del Imperio “Los jóvenes amantes no son aptos para la guerra”…Entendible entonces las grandes inversiones de hoy por los emporios de la guerra para sembrar odio y antihumanismo en todo el planeta, no amar al ser humano, a la naturaleza, a la alegría, a la esperanza, no amarse a sí mismos. Que todo se convierta en mercancía para consumir, incluso la salud, la educación, las pensiones, el agua, el aire, la cultura, para que todo adquiera el carácter de comprar, usar y tirar…no hace falta corazón.
Hace falta que tengamos entonces otro u otros San Valentines que acoliten las ansias de amor de la humanidad y nos enseñen a hablar y a cantar con los pajaritos ja ja ja. Aunque eso de aparearse como pajaritos sería de las mejores enseñanzas a seguir!!!

http://es.wikipedia.org/wiki/D%C3%ADa_de_San_Valent%C3%ADn

http://es.wikipedia.org/wiki/Lenguaje_de_los_p%C3%A1jaros

lunes, 10 de febrero de 2014

Literatura como Epifanía de Liberación


Las epifanías de Los muertos
Andrés Crelier

La palabra "galocha" proviene del griego kalopus, "pie de madera", por la vía del latín y del francés. Las galochas son zuecos para andar por la nieve, el agua o el lodo, por lo que sólo donde suelen reinar ciertas condiciones meteorológicas pueden llegar a ser conocidas como medio para proteger los pies de la humedad que atraviesa el calzado. Sin embargo, incluso en esos lugares es preciso que la moda, primero, y la costumbre, después, las hayan difundido.
Las resonancias de las palabras indican el recorrido de las costumbres: el susurro francés de la palabra inglesa goloshes indica que esa prenda llegó a la isla de Gran Bretaña desde el continente europeo. De hecho, en el Dublín del recién iniciado Siglo XX todavía no se trata de un implemento usual. La esposa de Gabriel, el protagonista del cuento Los muertos de Joyce (1914) , se burla de que su marido le exija usar galochas cuando nieva. Pero la solicitud de Gabriel, índice del amor por su esposa, es objeto de las risas de todos los que, en una ronda que comprende al protagonista, su esposa y sus dos tías, se burlan de esos cuidados. En realidad, todos ríen menos el propio Gabriel y la tía Julia. (Cuento incluido en Dubliners, (Primera edición: Londres: Grant Richards, 1914; edición usada: Nueva York: Dover Publications, 1991). Entre las traducciones al español se incluyen las siguientes: Dublineses, Barcelona: Lumen, 1972; Madrid, Alianza, 1974, Madrid: Ediciones El País, 2002 (en las tres, la traducción es de Guillermo Cabrera Infante); Dublineses, Madrid: Cátedra, 1993; Los muertos, Madrid: Alianza, 1994)
La tía Julia es vieja, "sus ojos lentos y labios separados le daban la apariencia de una mujer que no sabía dónde estaba o hacia dónde se dirigía". En el filme de John Huston (1987; en español: Desde ahora y para siempre) –que lleva con perfección a imagen visual lo que el cuento propone a la imaginación- la mirada algo perdida de la tía Julia se complementa con una postura corporal que tiene la incertidumbre de la vejez. Luego de haber mirado a uno y a otro mientras ríen (en el filme), "la sonrisa se desvaneció de la cara de la tía Julia y sus ojos sin alegría se dirigieron hacia la cara de su sobrino" (en el cuento): "¿Y qué son galochas, Gabriel?, preguntó".
Esta situación no parece tener nada de particular. De hecho, no entender el motivo de la risa de alguien nos sucede a diario, muchas veces por no conocer el contexto en el que se apoya el chiste. En esos casos resulta conveniente hacer pasar desapercibida nuestra ignorancia con una risa fingida, inmotivada pero de la misma intensidad. La tía Julia, en cambio, no sólo no ha comprendido, sino que se encuentra algo alejada de la mundaneidad de la reunión que se da en su casa, y no articula los recursos que le permitirían sortear su desconocimiento acerca de la evolución del idioma y de las costumbres. Su vejez no se manifiesta en una falta de memoria, de facultades corporales o en haberse quedado sencillamente en el tiempo –canta melodías ya desaparecidas-, sino en que ha perdido el savoir faire de conectarse con el mundo. Cuando le explican lo que son las galochas y que, según Gabriel, todos las usan en el continente, la tía Julia murmura: "¡Oh!, en el continente", "moviendo la cabeza lentamente en el gesto de afirmar", y poco después se escabulle para seguir recibiendo a los invitados.
Si bien esta escena, en la que Julia patentiza su desconcierto ante la marcha del mundo, es sólo un momento de la película y del cuento, su contenido es más profundo. No es común que la literatura (y el cine) capten situaciones vitales breves tan significativas como ésta. Lejos de las largas reflexiones envolventes de Proust (por poner un ejemplo extremo) que saturan de interpretaciones los pequeños sucesos –recuérdese las reuniones sociales en las que cada gesto y cada palabra son objeto de infinitas frases interpretativas que buscan agotar todas sus implicancias sociales y psicológicas- Joyce suele mostrar momentos que permanecen resonando por su propia fuerza estética en un vacío de interpretaciones explícitas pero pleno de significado. Si la frase tiene éxito, el objeto mostrado –la imagen, la situación, el gesto o la palabra- sintetiza instancias diversas que no precisan ser explicadas.
Se trata, como se sabe, de epifanías. Joyce busca en toda su obra la manifestación de algo espiritual, que trascienda lo percibido pero que sólo sea aprensible a través de los sentidos: las epifanías se encarnan, a menudo en los momentos más ordinarios, insignificantes y fugaces. De hecho, un valor espiritual se resalta mejor en el contexto de lo ordinario, y el valor eterno de un significado queda mejor grabado en el momento más evanescente.
El propio Joyce desarrolla una teoría de la epifanía en Stephen Hero, obra temprana editada póstumamente en la que el protagonista (Stephen) le cuenta a su amigo en qué consiste la belleza estética. ( Se trata de fragmentos que Joyce retomaría para su obra A Portrait of the Artist as a Young Man. Los fragmentos en cuanto tales fueron publicados trece años después de la muerte de Joyce con el título de Stephen Hero (Nueva York: New Directions, 1955). Hay traducción al español: Stephen el héroe, Barcelona: Lumen, 1978 (traducción de José María Valverde).
En un primer momento, señala, reconocemos que el objeto es una cosa separada del resto del universo, luego lo aprehendemos como una estructura analizable en partes, y finalmente se nos revela como un entramado de relaciones perfectas. Es entonces cuando adquiere un brillo que lo transforma en un episodio epifánico, en una repentina manifestación espiritual. El artista, continúa Stephen, debe recolectar esos momentos poco sustanciales de la realidad en los que se realiza la belleza estética. Para Joyce (quien habla por boca de su protagonista) la tarea del artista es capturar las epifanías como raras aves de la realidad, no explicarlas.
Precisamente, ¿qué efectos podría tener una explicación que desarrolle explícitamente el sentido estético de esos momentos especiales? Al igual que un gesto histriónico excedido de los límites que lo hacen gracioso o –peor aún- relatado por alguien sin gracia, una interpretación explícita corre el riesgo de quitarle su fuerza epifánica al momento representado. Así sucede, en cierto modo, con la propia explicación que le da Stephen a su amigo, luego de la cual ambos caminan en silencio, acusándose Stephen de haber rebajado las "imágenes eternas de la belleza" y sintiéndose por primera vez un poco incómodo en la compañía de su amigo; de modo que para volver a instaurar un clima de mayor familiaridad mira el reloj de Ballast Office, sonríe y le dice a su amigo: "no ha epifanizado todavía".
La lección es que la única manera de capturar una epifanía es mostrarla. No es que las epifanías no se puedan comunicar –por el contrario, el arte consiste en el intento de hacerlo por medio de palabras o imágenes-, sino que son difícilmente interpretables sin quitarles su sustancia estética. Una frase breve y precisa puede hacer más para transmitirlas que un envoltorio verbal innecesario. Además, la parte efectivamente comunicada abarca sólo la materialidad de un objeto memorable o vulgar, el indicio de que ese objeto es más que lo mostrado por los sentidos.
Precisamente, los sucesos relatados en Los muertos no se apartan de lo ordinario. En Dublín, una reunión navideña convoca, como todos los años, a familiares y amigos a la casa de tres mujeres dedicadas a la enseñanza y al cultivo de la música. Las pequeñas cosas que suceden revelan los tipos humanos y las relaciones entre las personas. Gabriel es conciente de la escasa profundidad espiritual de esa reunión, más aún, de su patetismo, pero debe obrar como sostén de los valores que en el fondo no aprecia, el patriotismo y la hospitalidad irlandesas.
Desde la llegada de los invitados hasta el momento de su partida se suceden las alternativas de siempre, las previsibles conductas y conversaciones. Se habla de ópera, se toca el piano, se recita un emotivo poema amoroso, se baila diferentes danzas y se come alegremente. Uno de los parientes interrumpe obstinadamente con su borrachera –como todos los años- las conversaciones, provocando risas y fastidio. Otro de ellos asume la tarea social de mantener el buen clima de la charla con chistes y comentarios destinados a hacer reír a las damas.
Para Gabriel, todo ese fluir de costumbres provincianas tiene la superficialidad y la falta de autenticidad de los encuentros rutinarios, de las celebraciones rituales. A pesar de que participa activamente de la fiesta, nos damos cuenta de que sus sentimientos tienen otro objeto. Sobre el marco de reunión familiar repetida se destacan varios signos –miradas, actitudes, comentarios- que dejan ver el amor profundo y auténtico hacia su esposa. Ese amor verdadero lo salva en gran medida de la inercia vital.
Su mujer, sin embargo, se muestra indiferente y ensimismada, no participa de la fiesta ni parece responder a los sentimientos de Gabriel. Luego de la reunión, ambos se marchan a un hotel, pero la intimidad que ahora tienen no deja de profundizar la distancia anímica que ella demuestra. Algo sucede en su interior que Gabriel no sabe. En la habitación del hotel, que el filme muestra con claroscuros de luz de luna, ella revela estar agobiada por el recuerdo de un amor intenso que tuvo en su juventud, y que fue revivido por una canción de amor que se cantó en la fiesta. Un joven –con el que sólo había paseado de la mano, "como hacen allá en el campo"- había muerto de neumonía por ir a su ventana durante las noches frías del campo cuando ella estaba por entrar en un convento, es decir, había muerto de amor por ella.
Esta revelación resulta completamente inesperada para Gabriel. Luego de muchos años de matrimonio, ha descubierto el carácter de episodio que tiene para la vida de su mujer, en contraste con el sitio que ella ocupa en su propia vida. Su mente vaga entonces entre distintas ideas, confundida por la necesidad de cambiar el sentido de cosas fundamentales. Las palabras finales del relato –acompañadas en el filme por imágenes de la nieve y de la habitación- son justamente las de su conciencia. Su mujer se ha dormido, él la mira sin resentimiento y como si fuera una extraña, pensando en el pobre papel que le ha tocado jugar en su vida. La imagina bella y joven, la razón de un amor y una muerte.

Fugazmente, le vienen a la mente los episodios de la fiesta, su tonto discurso, el vino y el baile, la tía Julia... Pronto, se da cuenta Gabriel, estará vestido de negro buscando palabras inútiles de consuelo con ocasión de la muerte de Julia. "Uno a uno –concluye- todos se estaban convirtiendo en sombras". La enseñanza que extrae de las imágenes que circulan por su mente es que resulta mejor pasar con valentía al mundo de la muerte, "en la gloria completa de alguna pasión, que marchitarse y desvanecerse tristemente con la edad". Se imagina entonces el amor de juventud de aquel joven hacia su esposa, cuya intensidad él nunca sintió. Su alma percibe incluso la región de los muertos, que vuelve incierta la existencia del mundo real. A raíz de un pequeño golpeteo producido por la nieve, mira hacia afuera por la ventana. En toda Irlanda, piensa, está nevando, incluso en el cementerio donde yace el joven que amó a su esposa. Como un elemento universal, imagina que la nieve cae sobre todo el universo, imagina que se encuentra "cayendo suavemente a través del universo y suavemente cayendo sobre todos los vivos y los muertos".

viernes, 31 de enero de 2014

“Pierdan todas las esperanzas. Estamos todos en el infierno”

El humano sometido a la necesidad extrema es conducido hasta el límite de sus recursos, y al infortunio para todos los que transitan por este camino.
Trabajo y salario, comida y cobijo, coraje y voluntad, para ellos todo está perdido. La luz del día se funde con la sombra y la oscuridad entra en sus corazones; y en medio de esta oscuridad el hombre se aprovecha de la debilidad de las mujeres y los niños y los fuerza a la ignominia. Luego de esto cabe todo el horror. La desesperación encerrada entre unas endebles paredes da cabida al vicio y al crimen...
Parecen totalmente depravados, corruptos, viles y odiosos; pero es muy raro que aquellos que hayan llegado tan bajo no hayan sido degradados en el proceso, además, llega un punto en que los desafortunados y los infames son agrupados, fusionados en un único mundo fatídico.
Ellos son "Los Miserables", los parias, los desamparados.- Victor Hugo



Marcos Camacho, más conocido por el sobrenombre de Marcola, es el máximo dirigente de una organización criminal de Sao Paulo (Brasil) denominada Primer Comando de la Capital (PCC).
Las respuestas de Marcola nos aproximan a lo que puede ser el futuro de la delincuencia común en América Latina.
O Globo: ¿Usted es del PRIMER COMANDO DE LA CAPITAL (PCC)?
Marcola: Más que eso, yo soy una señal de estos tiempos. Yo era pobre e invisible. Ustedes nunca me miraron durante décadas y antiguamente era fácil resolver el problema de la miseria. El diagnóstico era obvio: migración rural, desnivel de renta, pocas villas miseria, discretas periferias; la solución nunca aparecía… ¿Qué hicieron? Nada. ¿El Gobierno Federal alguna vez reservó algún presupuesto para nosotros? Nosotros sólo éramos noticia en los derrumbes de las villas en las montañas o en la música romántica sobre “la belleza de esas montañas al amanecer”, esas cosas…
Ahora estamos ricos con la multinacional de la droga. Y ustedes se están muriendo de miedo. Nosotros somos el inicio tardío de vuestra conciencia social.
O Globo: Pero la solución sería…
Marcola: ¿Solución? No hay solución, hermano. La propia idea de “solución” ya es un error.
¿Ya vio el tamaño de las 560 villas miseria de Río? ¿Ya anduvo en helicóptero por sobre la periferia de San Pablo? ¿Solución, cómo? Sólo la habría con muchos millones de dólares gastados organizadamente, con un gobernante de alto nivel, una inmensa voluntad política, crecimiento económico, revolución en la educación, urbanización general y todo tendría que ser bajo la batuta casi de una “tiranía esclarecida” que saltase por sobre la parálisis burocrática secular, que pasase por encima del Legislativo cómplice. Y del Judicial que impide puniciones. Tendría que haber una reforma radical del proceso penal de país, tendría que haber comunicaciones e inteligencia entre policías municipales, provinciales y federales (nosotros hacemos hasta “conference calls” entre presidiarios…)
Y todo eso costaría billones de dólares e implicaría una mudanza psicosocial profunda en la estructura política del país. O sea: es imposible. No hay solución.
O Globo: ¿Usted no tiene miedo de morir?
Marcola: Ustedes son los que tienen miedo de morir, yo no. Mejor dicho, aquí en la cárcel ustedes no pueden entrar y matarme, pero yo puedo mandar matarlos a ustedes allí afuera. Nosotros somos hombres-bombas. En las villas miseria hay cien mil hombres-bombas. Estamos en el centro de lo insoluble mismo. Ustedes en el bien y el mal y, en medio, la frontera de la muerte, la única frontera. Ya somos una nueva “especie”, ya somos otros bichos, diferentes a ustedes.
La muerte para ustedes es un drama cristiano en una cama, por un ataque al corazón. La muerte para nosotros es la comida diaria, tirados en una fosa común.
¿Ustedes intelectuales no hablan de lucha de clases, de ser marginal, ser héroe? Entonces ¡llegamos nosotros! ¡Ja, ja, ja…! Yo leo mucho; leí 3.000 libros y leo a Dante, pero mis soldados son extrañas anomalías del desarrollo torcido de este país.
No hay más proletarios, o infelices, o explotados. Hay una tercera cosa creciendo allí afuera, cultivada en el barro, educándose en el más absoluto analfabetismo, diplomándose en las cárceles, como un monstruo Alien escondido en los rincones de la ciudad. Ya surgió un nuevo lenguaje. Es eso. Es otra lengua.
Está delante de una especie de post miseria.
La post miseria genera una nueva cultura asesina, ayudada por la tecnología, satélites, celulares, Internet, armas modernas. Es la mierda con chips, con megabytes.
O Globo: ¿Qué cambió en las periferias?
Marcola: Mangos. Nosotros ahora tenemos. ¿Usted cree que quien tiene 40 millones de dólares como Beira Mar no manda? Con 40 millones de dólares la prisión es un hotel, un escritorio… Cuál es la policía que va a quemar esa mina de oro, ¿entiende? Nosotros somos una empresa moderna, rica. Si el funcionario vacila, es despedido y “colocado en el microondas”.
Ustedes son el estado quebrado, dominado por incompetentes.
Nosotros tenemos métodos ágiles de gestión. Ustedes son lentos, burocráticos. Nosotros luchamos en terreno propio. Ustedes, en tierra extraña. Nosotros no tememos a la muerte. Ustedes mueren de miedo. Nosotros estamos bien armados. Ustedes tienen calibre 38. Nosotros estamos en el ataque. Ustedes en la defensa. Ustedes tienen la manía del humanismo. Nosotros somos crueles, sin piedad. Ustedes nos transformaron en “super stars” del crimen.  Nosotros los tenemos de payasos. Nosotros somos ayudados por la población de las villas miseria, por miedo o por amor. Ustedes son odiados. Ustedes son regionales, provincianos. Nuestras armas y productos vienen de afuera, somos “globales”. Nosotros no nos olvidamos de ustedes, son nuestros “clientes”. Ustedes nos olvidan cuando pasa el susto de la violencia que provocamos. (¡MENUDO COMENTARIO WOW!)
O Globo: ¿Pero, qué debemos hacer?
Marcola: Les voy a dar una idea, aunque sea en contra de mí. ¡Agarren a “los barones del polvo” (cocaína)! Hay diputados, senadores, empresarios, hay ex presidentes en el medio de la cocaína y de las armas. ¿Pero, quién va a hacer eso? ¿El ejército? ¿Con qué plata?
No tienen dinero ni para comida de los reclutas Estoy leyendo “Sobre la guerra”, de Klausewitz. No hay perspectiva de éxito. Nosotros somos hormigas devoradoras, escondidas en los rincones. Tenemos hasta misiles anti-tanque. Si embroman, van a salir unos Stinger. Para acabar con nosotros… solamente con una bomba atómica en las villas miseria. ¿Ya pensó? ¿Ipanema radiactiva?
O Globo: Pero… ¿No habrá una solución?
Marcola: Ustedes sólo pueden llegar a algún suceso si desisten de defender la “normalidad”. No hay más normalidad alguna. Ustedes precisan hacer una autocrítica de su propia incompetencia. Pero a ser franco, en serio, en la moral. Estamos todos en el centro de lo insoluble. Sólo que nosotros vivimos de él y ustedes no tienen salida. Sólo la mierda. Y nosotros ya trabajamos dentro de ella. Entiéndame, hermano, no hay solución. ¿Saben por qué? Porque ustedes no entienden ni la extensión del problema.
Como escribió el divino Dante:
“Pierdan todas las esperanzas. Estamos todos en el infierno”.

Con información de: http://www.diariorepublica.com/mundo/capo-brasileno-hablo-como-un-profeta-y-todo-lo-dicho-es-espeluznante-y-vigente

miércoles, 29 de enero de 2014

Nota de desagravio

Debido a un gracioso incidente acaecido el día lunes fui multado por la cofradía de los caballeros del Caribe en sesión plena el día de ayer, con una sentencia de carácter inapelable ja ja ja.
Eva quien regenta el blog Eva la Zarzamora tiene la costumbre los días lunes de abrir con besos para todos sus lectores, seguidores, y comentaristas. Regularmente escoge a quien va dedicada la edición. El lunes pasado me toco la suerte, de lo que me vine a enterar sólo hasta el día de ayer. 
Con esto no quedé bien ni ante Eva ni mucho menos con los caballeros de la cofradía pues en uno de los preceptos está tipificado como falta grave llegar tarde o quedar mal a una invitación o cita con una dama. 
Fui condenado entonces a resarcir la honorabilidad de los caballeros con el dictamen de editar una publicación en honor a la dama, así como pagar el día jueves la primera ronda para los caballeros en La Bodeguita del Medio (filial en Costa Rica de la franquicia de esta marca que posee el humorista mexicano Adal Ramones)
Como la amiga Eva había iniciado con un amigo una serie sobre el  twist, se me ocurrió entonces, en este paréntesis, y para cumplir parte de la condena, dedicarle una edición con esta escena de Pulp Fiction donde John Travolta y Uma Thurman magistralmente bailan el twist You Never Can Tell de ChuckBerry


Espero entonces quedar sedita y a paz y salvo con esta parte de la sentencia ja ja ja.

viernes, 24 de enero de 2014

Un punto azul...

Desde este punto de vista lejano, la Tierra puede no parecer de cualquier interés particular. Pero, para nosotros, es diferente. Consideremos de nuevo ese punto. Eso es aquí. Eso es nuestra casa. Eso somos nosotros. Ahí ha vivido todo aquel de quien hayas oído hablar alguna vez, todos los seres humanos que han existido. La suma de todas nuestras alegrías y sufrimientos, miles de religiones seguras de sí mismas, ideologías y doctrinas económicas, cada cazador y cada recolector, cada héroe y cada cobarde, cada creador y destructor de civilizaciones, cada rey y cada campesino, cada joven pareja enamorada, cada niño esperanzado, cada madre y cada padre, cada inventor y explorador, cada maestro de moral, cada político corrupto, cada “superestrella”, cada “líder supremo”, cada santo y cada pecador en la historia de nuestra especie ha vivido ahí —en una mota de polvo suspendida en un rayo de sol.
La Tierra es un muy pequeño escenario en una vasta arena cósmica. Piensa en los ríos de sangre vertida por todos esos generales y emperadores, para que, en gloria y triunfo, pudieran convertirse en amos momentáneos de una fracción de un punto. Piensa en las interminables crueldades cometidas por los habitantes de un lugar del punto sobre los apenas distinguibles habitantes de alguna otra parte del punto. Cuán frecuentes sus malentendidos, cuán ávidos están de matarse los unos a los otros, cómo de fervientes son sus odios. Nuestros posicionamientos, nuestra imaginada auto-importancia, la ilusión de que ocupamos una posición privilegiada en el Universo... Todo eso es desafiado por este punto de luz pálida.
Nuestro planeta es un solitario grano de polvo en la gran penumbra cósmica que todo lo envuelve. En nuestra oscuridad —en toda esta vastedad—, no hay ni un indicio de que vaya a llegar ayuda desde algún otro lugar para salvarnos de nosotros mismos. Dependemos solo de nosotros mismos.
La Tierra es el único mundo conocido hasta ahora que alberga vida. No hay ningún otro lugar, al menos en el futuro próximo, al cual nuestra especie pudiera migrar. Visitar, sí. Colonizar, aún no. Nos guste o no, en este momento la Tierra es donde tenemos que quedarnos.

Se ha dicho que la astronomía es una experiencia de humildad, y yo añadiría que formadora del carácter. En mi opinión, no hay quizá mejor demostración de la locura de la soberbia humana que esta distante imagen de nuestro minúsculo mundo. Para mí, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos los unos a los otros más amable y compasivamente, y de preservar y querer ese punto azul pálido, el único hogar que jamás hemos conocido.
Carl Sagan

sábado, 18 de enero de 2014

El más fuerte modela valores


Empeorando
“Breaking bad”: ¿El (narco) Show debe Continuar?
Fernando Buen Abad Domínguez

Un cáncer televisado que se vuelve negocio. Hace tiempo que las “series” de televisión yanquis (y no sólo) son escuelas ideológicas (falsa conciencia) y chatarra intelectual para las masas. Nada nuevo. Hace tiempo que la burguesía usa sus “medios” para exhibir impúdicamente todo género de aberraciones y para infiltrar valores (o anti-valores) convertidos en mercancías del morbo, muy rentables y muy premiadas por ellos mismos. De mal en peor.
“Breaking Bad” es una de esas series televisivas “exitosa”, según los parámetros mercantiles de la industria televisiva, y es una serie muy jugosa por la carga ideológica que cocina. Su éxito deriva de una muy sofisticada cadena de producción que hace malabares con los miedos, con los estereotipos y con las monstruosidades del crimen organizado, ahora convertido en puntero del “rating”. Es un producto con sobresaliente calidad narrativa, y dotación técnica, al que debemos observarle la siempre presente bendición que le otorga la DEA para calmar la doble moral del espectador común (o del pueblo-público) consumidor adicto al espectáculo de su propia desgracia. “De acuerdo con reportes de la ONU, en Estados Unidos, Canadá y Europa se queda la mayor parte de las ganancias de la venta de droga en el mundo, que en el caso de la cocaína representa 70% de los 72 mil millones de dólares traficados al año.”[1] Más los “daños colaterales”.
“Breaking Bad” viene a contarnos, involuntariamente, lo que le sucede al capitalismo en su totalidad y nos lo cuenta de la manera en que a la burguesía le encanta contar esas “cosas” que , principalmente, consiste en culpar de todos sus males a las “periferias” sociales: a los inadaptados; a los “losers”; a los inferiores y a los “latinos”. “Periferias” que son, a los ojos del “buen burgués”, nido de lacras que afean el paisaje con sus “disfunciones” y con su primitivismo intelectual, sexual, alimentario y laboral. La escoria misma. Y mientras la serie cuenta su “historia” narcótica, avanza como ofensiva ideológica discriminatoria, criminalizante y estigmatizante. La lucha de clases en acción televisada.
En el imaginario de “Breakin Bad” sólo los agentes de la DEA son “los honestos”. ( En cerca de 60 horas de tele ni una palabra sobre las tropelías criminales de la DEA en Bolivia, Ecuador, Venezuela…México) Aparecen como el alma pura de la sociedad yanqui (la misma que financia y aplaude las guerras y crímenes globales) pero que, para los fines televisivos, sufre la maldición de tener que vigilar y combatir a esos bárbaros que arriman a sus tierras el menú más completo de narco-tentaciones con trafico de armas, trafico de personas y tráfico de órganos. Todo en un escenario cuidadosamente mexicanizado o latino-americanizado condimentado con dólares a mansalva. Galería con fetiches del simplismo y del maniqueísmo. Mientras tanto, la realidad no recibe premios: “Más de 121 mil muertos, el saldo de la narcoguerra”[2]
Era de esperarse que una serie de televisión cuya audacia es mostrar, farandulizada, parte de las entrañas y la descomposición política del imperio, convirtiera en audacia su cinismo. No se priva de frases gruesas como “te obligan a lamerle el culo al patrón”, dicho por uno de los protagonistas que se queja ante los pagos exiguos (un millón y medio de dólares) como cocinero de metanfetaminas. No se priva de exhibir la desprotección médica de las personas obligadas a “cualquier cosa” para pagar un tratamiento. No se priva de pasearse por los pasillos de las ambigüedades y la corrupción de todas las jaurías que acechan a los latinos y a los “perdedores” incapaces de subirse al “american way of life” tentados por los vicios, las blandenguerías psicológicas y la promiscuidad de clases. El capitalismo al desnudo. En fin, “Breaking Bad” es un lavado de cara al sistema, uno más, esta vez con sabores amargos y sangrientos pensados para la hora de la cena y en hi definition. Dosis de violencia mediática antes de ir a la cama.
Se venden la “temporadas” completas o fragmentadas en las tiendas más ad hoc o en los palacios del pirateo. Dicen que es la “serie más exitosa de toda la historia” que ha roto récords, que acumula premios de todo tipo, que es ya un fenómeno televisivo mundial. Y mientras más se la publicita más se afianzan sus aberraciones temáticas. ¿Comprenderán los “teleespectadores” en México, en Guatemala, en Honduras, en Colombia, en Argentina… por qué los yanquis abordan estos temas desgarradores, para entretenerse, mientras a nuestros pueblos nos cuesta sangre, desgarramiento y huellas psicosociales irreparables? ¿Hay algún mensaje “edificante” o algún arrepentimiento, salido de la moral yanqui, para denunciar, de verdad, la red compleja de crímenes paridos por el capitalismo presentados como narco-espectáculo? ¿Forma opinión, cuál… forma modelos, cuáles? No hace falta ver toda la serie. Paraíso de la degradación, el envilecimiento, la decadencia y la corrupción. Radiografía de un sistema que expresa sus metástasis en la vida cotidiana y hace negocios con eso.
“Breaking Bad” es un retrato cínico del imperio que sabe producir maquinas de guerra ideológica con gran manufactura artística y tecnológica. Eso no le quita lo perverso. Aunque muestra “descarnadamente”, ante sus cámaras, los submundos del sistema en decadencia, eso no implica una crítica. Con la dosis descomunal de ambigüedades que la serie maneja, se hace difícil decidir si se trata de una apología del delito o de una moraleja audiovisual para la resignación. La serie toda parece decir, empeorando, que la cosa es así, que “la ley del más fuerte” es la que manda y que, también, se llega a ser más fuerte si se es más cruel y más ambicioso. No disfrutaremos este pastel de carne humana como si fuese un logro estético. No importa cuántas escenas de ternura intercalen, no importan los silogismos de la obediencia debida a la “supervivencia” que encadenen, no importan los premios ni su fama. Se trata de una serie televisiva más que, directa e indirectamente, nos señala dónde está el poder y dónde está el dinero para estimular, a balazos, el tráfico de cualquier cosa que satisfaga la voracidad del capitalismo, el más demencial comprador y consumidor de drogas, violencia y vidas humanas que la humanidad ha padecido.  Y lo pasan por la tele, impunemente.


viernes, 10 de enero de 2014

El ser humano es la existencial metáfora

Un cuento de Ana Luisa Ramírez

Javier es generoso porque es creativo y porque "generoso", en su etimología, significa "el que engendra".
Javier es homo ludens por excelencia y en su juego juega incasablemente la metáfora del mundo. Y sabe muy bien que no hay juego sin su regla y que la regla no ofrece juego si no se trasgrede.
Y que el modo de comprender una realidad acaba abrazando ficciones y que el modo de comprender una ficción acaba abrazando realidades.
Lo sabe y lo ignora. Lo abandona y lo busca. Y se cuela por la retícula geométrica del orden para conquistar un caos de juegos incontables. O y se zambulle en un líquido caos para emerger tripulando un sólido geométrico.
Javier sabe que —como advertía Ortega— el juego es la más pura invención del hombre como lo no-impuesto. Y que la única manera posible de que una cosa sea otra, es la metáfora y que el hombre es la existencial metáfora.
Y Javier y yo sabemos que si los dos términos se excluyen entre sí, la metáfora está muerta.
P.D.: Concluyo que los largos años de amistad que me unen a Javier se deben, probablemente, a que él es idéntico a lo que yo no soy y viceversa.

lunes, 6 de enero de 2014

La vida como posibilidad de belleza y gracia

De educación, arte y alcachofas
Por José Gordon
A todos nos queda claro que el desarrollo del conocimiento pasa por la ciencia. Lo que en ocasiones no es tan evidente es cómo es que el arte también es un componente esencial de la educación. ¿Qué comunica la poesía que pueda ser tan importante como el entendimiento de las matemáticas? Este es el tema final de una interesante conversación que sostuve con el educador español José Antonio Marina, especializado en Ciencias Cognitivas por la Universidad Complutense de Madrid. Marina sigue con atención la pregunta que le hago:
-En el arte está la posibilidad  de transfigurar lo que nos rodea, de encontrar belleza e imágines que no están dentro de la cajita del mundo en que vivimos. Supone saltar límites-. Los ojos de Marina me leen rápidamente. Engarza las palabras con el cuidado y precisión de un relojero:
-Desarrolla sobre todo una idea, la idea de la posibilidad…la idea de la posibilidad de que las cosas podrían ser más bellas o que pueden serlo si se saben mirarlas bien. Esa idea de la posibilidad es importantísima para todos nosotros. Cuando no la sentimos nos sentimos imposibilitados, nos sentimos atados.
El arte nos da la posibilidad de contemplar las cosas de una manera distinta. El mismo árbol puede ser pintado en el renacimiento, por los pintores barrocos o por los pintores impresionistas; el árbol es el mismo, la manera de pintarlo es diferente, y eso nos produce una cierta euforia porque nos dice que no estamos esclavizados por el estímulo que nos viene de afuera. Podemos ver o interpretar de manera distinta ese estímulo.
José Antonio Marina ejemplifica:
-A todos mis alumnos les he leído un poema- que además siempre es el mismo-, de manera que ahora tomo a los lectores como si fueran alumnos. Es un poema de Pablo Neruda que se titula “Oda a la alcachofa”, y empieza así:
La alcachofa/ de tierno corazón/ se vistió de guerrero,/ erecta, construyó/ una pequeña cúpula,/ se mantuvo/ impermeable/ bajo/ sus escamas.
Bueno, la imagen es muy clara porque las escamas que tiene la alcachofa la hacen ver como si tuviera una cota de malla, como si fuera una protección. Al principio mis alumnos no lo entendían. Luego comprendí que sólo habían visto alcachofas de lata y las alcachofas en conserva ya no tienen las escamas. Entonces les traje una alcachofa de mi huerta para explicarles.
No me interesaba que al leer poesía escribieran un poema. No, lo que me interesaba es que el poema les enseñara a ver poéticamente las cosas, con ese aspecto de novedad, de interés, de excepcionalidad que tienen o que pueden tener las cosas en la cocina. Estar atento al entorno permite que esté más cuidado; puede estar más bonito. Podemos dejar ahí nuestra huella, porque cuando estamos hablando de crear, no estamos hablando nada más de crear grandes obras de arte. Estamos hablando de hacer que algo valioso que no existía, exista por mí.
Se puede tratar de un hijo, una buena conversación, una buena relación amorosa, un buen adorno de flores, una maceta en el jardín. ¿Eso es valioso? Sí. ´Existía antes? ¿Quién lo ha hecho antes? Tu. Tu eres un creador. ¿Por qué no haces más? Es como si la realidad estuviera un poco a la espera: “Qué vas a hacer conmigo?” La realidad nos proporciona  muchas posibilidades. A ver qué hacemos.
Un ejemplo que pongo a mis alumnos más pequeñitos que ya han aprendido en química que el petróleo es un hidrocarburo –de origen animal y con propiedades de combustión-, es la pregunta: “Oye, el petróleo vuela?” Me dicen: “No, porque no tiene alas”. “Oye yo he venido a México en un avión. Lo que lo hacía volar era el petróleo y el mismo petróleo estaba volando”.
Cuando la inteligencia humana toma las posibilidades que nos proporciona la realidad y las mete en nuestros proyectos, la realidad hace cosas muy raras. Por ejemplo, nos hace volar. Si aplicamos esto a nuestro propio cerebro, si introducimos esas posibilidades en un proyecto nuestro de rediseñar el cerebro, aquel cerebro va a hacer cosas maravillosas. Igual que el petróleo me hace volar, el cerebro de alguna manera me puede hacer volar también. Por eso la poesía es una especie de gran vuelo de la inteligencia.
Niños, filósofos en poetencia
-Desde esa perspectiva, la poesía es un instrumento de educación que trata de recuperar la capacidad de asombro.
-Sin duda. Además, creo que no se trata de recuperar como de no permitir que se pierda, porque todos los niños nacen siendo curiosos, los niños nacen preparados para aprender. Este es un fenómeno absolutamente maravilloso: ¿por qué todos los niños de todas las culturas hacia los cuatro o cinco años empiezan a hacer preguntas? ¿Quién se los ha enseñado? Ellos se dan cuenta de que cuando dicen “¿porqué?” – que no saben muy bien qué significa-, reciben información. Entonces empiezan a hacer preguntas que descomponen a todos padres porque son preguntas en cascada: “¿Porqué las vacas tienen cuernos?”. “Para defenderse”. “¿Y por qué tienen que defenderse” . “Para no morirse”. “Y ¿por qué no quieren morirse?”. “ Niño es porque no”.
Llega un momento en que a los niños no les puedes dar otra respuesta, bueno, son filósofos en potencia, quieren llegar hasta la última pregunta. ¿Quién se los ha enseñado? Nadie, vienen así.
-Así venimos y tendríamos que seguir así de esa manera.
-El problema está en que cuando entran a la escuela dejan de estar preocupados por aprender y empiezan a estar preocupados por aprobar. Eso es catastrófico. La escuela debe ser la gran incentivadora de la curiosidad, debe dar un premio al niño que haga más preguntas.
-Y debe también apostar por la pasión.
-Sin duda alguna, y en este caso, por la pasión de aprender, que es capaz de movilizar montañas. Eso es lo que tenemos que despertar, contagiar, cuidar, estimular, en todos nuestros niños y niñas: la pasión de aprender. No pretendemos que les guste estudiar porque, bueno, estudiar no le ha gustado a nadie. Lo que queremos es que sepan que saber es muy bonito, y que eso mismo pasa con cualquier deporte: jugar bien al baloncesto es precioso, entrenar es pesado pero así son las cosas, ten en cuenta que jugar bien es muy bonito.
Pensar bien es muy bonito, saber cosas es muy bonito. Tienen que saber que hay que hacer esfuerzo, que hay que entrenarse para saber, hay que entrenarse bien para jugar al baloncesto, hay que entrenarse para llevar unas relaciones afectivas buenas. La vida es entrenamiento.
-Esa es una pasión que has conservado hasta ahora.
-Yo creo que sí. Esto te va a parecer un poco ridículo: cuando terminé el bachillerato y tenía que elegir lo que quería estudiar, lo único que realmente me apasionaba no era la filosofía, no era siquiera el conocimiento; lo que me apasionaba era el baile. Quería ser bailarín o coreógrafo, pero entonces en España no había ninguna escuela de baile. Empecé a estudiar historia del arte, en donde se daban cursos comunes con filosofía. Entonces me di cuenta de algo que creo que ha sido tal vez la experiencia más definitiva en mi vida y que me sigue pareciendo maravillosa. Me di cuenta de que lo que me admiraba en el baile era la capacidad que tiene un bailarín o una bailarina de transformar el esfuerzo en gracia; es decir, cuando ves a unos bailarines que están haciendo ejercicios en la barra, el espectáculo es horrible. Les duelen los pies, están llenos de vendas, de telas adhesivas, sudan, huelen mal… pero después de ese entrenamiento lo que consiguen cuando salen a bailar es que parece que no tienen cuerpo. ¿Qué es lo importante? Hacer una cosa con soltura, hacer una cosa con gracia… pero eso no solo sucede en el baile. Pensar con soltura es una cosa bonita. Tener relaciones amorosas con soltura es una cosa muy bonita.
-Que tenga ritmo, que tenga gracia. Así debería ser la educación.
-Exactamente- me dice Marina, quien nos ha dado una gran lección sobre arte, pensamiento, educación, baile y alcachofas.

Tomado de Muy Interesante.

miércoles, 1 de enero de 2014

Fuego a discreción


Por José María Merino
En el cielo del amanecer brillaba con fuerza aquel insólito lucero que la gente común contemplaba con asombro, pero el capitán sabía que era uno de los satélites de comunicaciones que permitirían a su ejército mantener la supremacía en aquella guerra interminable. 
-Mi capitán- transmitió el cabo -, Aquí sólo hay varios civiles refugiaos, unos pastores que han perdido el rebaño por el impacto de un obús y una mujer a punto de dar a luz
El capitán, desde la torreta del carro, observaba el establo con los prismáticos. 
-Registradlo todo con cuidado
-Mi capitán- transmitió otra vez el cabo-, también hay un perturbado, vestido con una túnica blanca, que dice que va a nacer un salvador y otras cosas raras
-A ese me lo traéis bien sujeto
-Mi capitán- añadió el cabo, con la voz alterada-, la mujer se ha puesto de parto
-Bienvenido al infierno- murmuró el capitán, con lástima.
A la luz del alba, aparecieron en la loma cercana las figuras de tres camellos cargados de bultos y el capitán los observaba acercarse, indeciso.
-Abrid fuego- ordenó al fin-, No quiero sorpresas.