En una madrugada de Mayo nació Fiero entre las trazas violetas de los
pastos y bajo el furor de las vertiginosas Eta Acuáridas.
Creció hasta que su ímpetu de potro hacía palpitar con frenesí la tierra.
Conservo esta serigrafía hecha por un amigo pintor que
recoge su desbocada irrupción de vida.
Aún en el cuadro trata de escapar en su loca carrera por la ventana de mi
habitación hacia el viento hijo de los campos abiertos y de los horizontes
puros mientras su crin agreste se enreda en el juego de las estrellas.
...la noche está estrellada, y tiritan azules los astros a lo lejos..."
Este es Coco quien siempre me acompaña cuando espero en las
madrugadas el paso y el sueño de los fugaces meteoros...
...hasta que el aroma del café despierta derramando el rojo vibrante de geranios y ciclámenes, bandera y verso para un nuevo sol, para un nuevo y apasionante día.