lunes, 28 de diciembre de 2015

Lou Andreas Salomé

Lou Andreas Salomé: psicoanalista, escritora, alumna de Nietzsche, amiga de Freud, musa de Rilke, libre, desconocida.
Lou Andreas-Salomé, Paul Rée y Nietzsche
Nacida en San Petersburgo, Lou Andreas Salomé (1861-1937) fue una escritora, pensadora y psicoanalista que figuró en los círculos intelectuales más notables de la Europa de finales del siglo XIX. A pesar de convivir con las mentes más privilegiadas de su época, ella es hoy virtualmente desconocida.
Hija de un general ruso que trabajaba al servicio de la familia Romanov, a los 17 años conoció a su primer mentor, Henrik Gillot, maestro de los hijos del zar que la iniciaría en teología y en literatura francesa y alemana. Gillot, casado y con hijos, se enamoró rápidamente de Lou y pidió su mano, pero ella lo rechazó.
En 1880, Lou viajó a Zúrich con su madre, donde cursó estudios de dogmática e historia de la religión en la Universidad de Zúrich. Dos años después se trasladó a Roma, donde conoció a Paul Rée (quien sería su amante durante un tiempo) y a Friedrich Nietzsche, con quienes establecería un trío intelectual apabullante. Sus viajes y estudios continuaron, hasta que en 1887 conocería al hombre con quien se casaría, Carl Friedrich Andreas. El matrimonio con Andreas, que duró hasta la muerte de él, en 1930, nunca fue consumado, pues se dice que él la chantajeó con suicidarse si no aceptaba casarse con él y que siempre vivieron en casas separadas, además de que Lou mantuvo relaciones con otros hombres durante el resto de su vida.
“¿Vas con mujeres? ¡No olvides el látigo!” De así hablaba Zaratustra
Salomé mantendría una independencia económica de su marido escribiendo artículos y libros. Fue la primera en publicar estudios sobre la obra de Nietzsche, seis años antes de la muerte del filósofo, quien en algún punto se enamoró de ella y le pidió matrimonio, propuesta que ella, una vez más, rechazaría. Algunos estudiosos creen que fue en esta etapa y bajo la influencia del desencanto que Nietzsche escribiría Así habló Zaratustra.
En 1897, ya casada con Andreas, Lou conoció al escritor Rainer Maria Rilke, con quien mantendría una relación amorosa durante muchísimos años. El joven poeta, quince años menor que ella, se enamoró instantáneamente de Lou, que al principio lo rechazó. Después de tiempo y tras la insistencia de Rilke, ella accedió a tener una relación con él, que siempre osciló entre el amor, la amistad, la admiración, el amor platónico y una relación creativa muy profunda. Prueba de su prolongada e intensa relación son las cartas de amor que se escribieron y que aún se conservan. Entre otras muchas cosas, ella le enseñó ruso a Rilke, para que este pudiera leer a Tolstói y a Pushkin.
En 1902, tras el suicidio de Paul Rée, Salomé entró en una profunda crisis de la que saldría con la ayuda del doctor vienés Friedrich Pineles. Ella mantendría una relación amorosa con él que resultaría en un aborto voluntario por parte de Lou.
En 1911, ella conoció a Sigmund Freud e inmediatamente se enganchó con el psicoanálisis, siendo la única mujer aceptada en el Círculo Psicoanalítico de Viena. Ambos mantendrían una relación amistosa de profundo respeto y cariño durante el resto de sus vidas. A partir de 1915, ella comenzó a dar consulta psicoanalítica en la ciudad alemana de Gotinga.
Lou Andreas Salomé murió en 1937, a los 76 años de edad, a causa de una falla renal. Su pensamiento mezcló el psicoanálisis freudiano con la filosofía de Nietzsche y sus estudios se basaron, principalmente, en el narcisismo y en la sexualidad femenina.
Se trata de una mujer que vivió su vida con una extrema libertad, fuera de lo común para su época; ella fue un ícono de la mujer liberada de principios del siglo XX. Y a pesar de que extrañamente permanecería en la región sombría de la memoria histórica, lo cierto es que algunos de los hombres fundamentales de los últimos cien años suspiraron más de una vez por ella.

TOMADO DE http://www.elciudadano.cl/2015/12/26/244198/la-mujer-que-fascino-a-nietzsche-freud-y-rilke-entre-muchos-otros/

martes, 24 de noviembre de 2015

ESPRESSO


El café negro en la terraza
con sillas y mesas pequeñas como insectos.

Son costosas gotas atrapadas,
llenas de la misma energía del Sí y del No.

Son servidas en oscuras cafeterías
y miran al sol sin pestañear.

A la luz del día, un punto de benigno negro
que fluye rápidamente en un pálido parroquiano.

Parecen las negras gotas de profundidad
que a veces es captada por el alma,

que dan un benigno empujón: ¡anda!
La inspiración de abrir los ojos.



De las cafeterías y coctelerías, este Espresso Martini es ya un habitual.
Con gran sabor a café y, por supuesto a vodka, este cocktail con dosis de cafeína incluida es el complemento perfecto para pasarlo bien y además, mantenerse despierto.
Para preparar nuestro cóctel Espresso Martini necesitaremos:
4 partes de Espresso frío
3 partes de nuestro vodka favorito
3 partes de Kahlúa (licor de café mexicano de textura densa y sabor suave)
Sirope de azúcar
Empezaremos llenando nuestra coctelera o vaso mezclador con hielo.
A continuación, añadiremos las cuatro partes de Espresso frío, las tres del vodka que hayamos escogido, las tres partes de Kahlúa y, por último, el sirope de azúcar al gusto, ya que esto dependerá de cuan dulce queramos nuestro Espresso Martini.
Agitaremos con fuerza y colaremos en una copa de cocktail previamente enfriada el resultado, que tendrá que haber quedado con una buena capa de crema. Para finalizar, sobre esta capa dejaremos caer unos pocos granos de café y ya tendremos listo nuestro cóctel Espresso Martini.

lunes, 4 de mayo de 2015

GENESIS


(Fragmenta)

En la luz del cardo se abre tu nombre, solo entonces sé del decir de la menta entre el rocío y la hierba.

No nos miente el viento ni el fuego en su salto verde de fiera en esta caída infinita hasta nuestra primera estrella.

Los rayos del verso y del abrazo han hecho para nosotros de la mañana y de la tarde un solo día en tu piel que tiembla.

miércoles, 25 de marzo de 2015

EL AMOR ROMÁNTICO SERÁ LA ÚLTIMA ILUSIÓN DEL VIEJO ORDEN

En la yegua Frou-frou, una metáfora sobre el sacrificio
Escultura de Eddy Roos
Acerca de la relación entre Tolstoi y las mujeres se ha escrito mucho; también sobre Tolstoi y el feminismo. Al autor de Guerra y Paz le cabe bastante bien el nombre de escritor vate o vidente. De alguna manera su representación de la Rusia de los nobles y los campesinos, los plebeyos y los príncipes, anticipa toda la historia del siglo XX. En su última novela, La resurrección , el personaje de la criada –violada por un juez, luego acusada de ladrona y asesina en un prostíbulo y enviada a Siberia por el mismo juez–, anticipa claramente la revolución bolchevique. La Maslova termina como una guerrillera loca en las incipientes rebeliones que dieron origen a la Revolución del 17. Pero la novela había sido escrita veinte años antes.
En Guerra y Paz , se va a contar el episodio épico más grande de la historia de Rusia, con miles de personajes, con cientos de escenarios históricos y ficcionales, decenas de batallas: militares, intelectuales, Napoleón, príncipes, el zar…; pero la primera baja que tiene la novela es la de una mujer que muere dando a luz. Sólo un gran autor puede hacernos ver hasta qué punto esa muerte es un hecho político y forma parte de una masacre que, hasta que él hablara, era experimentado como un destino fatal de las mujeres.
Pero Tolstoi no era un escritor simplemente feminista que denunciaba cómodamente las leyes del patriarcado, también era un crítico de las acciones y la pasividad de las mujeres de la época y las exhortaba a actuar.
De todos los personajes femeninos heroicos de las novelas de Tolstoi, hay uno que es especialmente notable en una escena magistral: una yegua.
Frou-frou es la yegua con la que el conde Vronsky corre la carrera en la segunda parte deAnna Karenina . Para ese momento, Anna y el conde Vronsky ya se conocieron y ya bailaron una mazurka para el escándalo de toda la sociedad de San Petersburgo. El la galanteó en público y en privado, a él no le importa nada: es joven, es noble, es un militar de cierta reputación, es libertino, es rico, y es varón. Ella, en cambio, tiene todo para perder: madre, casada, bella, es una mujer que debe responder por su reputación y la de su marido. Y por los privilegios de su vida, que son responsabilidades, debe pagar con su vida. Tolstoi nos hace comparar la misma situación con el hermano de Anna, que descubierto en una pequeña infidelidad, es amonestado por su esposa, que se “ofende” por unos días.
Anna se la pasa durante todo el libro primero de la novela y parte del segundo, rechazando los galanteos de Vronsky, aunque se sienta muy atraída por él y por eso que él tiene: su libertad. Ingenuamente cree que junto a él ambos serán igualmente libres. Dice no al baile, no a la visita, no a la salida a patinar, dice no a todo lo que quiere y terminará claudicando. Porque Vronsky insiste una y otra vez, y sabe que, finalmente, va a hacer lo que él quiera.
La última versión cinematográfica de la novela, dirigida por el ya célebre adaptador de novelas de “época” Joe Wright ( Orgullo y prejuicio , de Jane Austen, Expiación, de Ian Mc Ewan) tiene el controvertido guión de Tom Stoppard. Para enfrentarse con la novela de Tolstoi, Stoppard eligió dos rasgos fundamentales de la novela: el teatro y los caballos. Por un lado nos muestra que todas las escenas que plantea Tolstoi tienen un marco teatral. Con ello Stoppard nos expone un rasgo fundamental del siglo XIX hasta la mitad del XX: lo que se muestra es más importante que lo que es, la representación tiene más valor que la realidad. El escándalo de Anna no es tanto lo que hace, sino que lo haga de manera flagrante, a la vista de todos.
El otro rasgo resaltado en la película son los caballos. Se trata de una sociedad y un tiempo en el que los caballos eran una fuerza poderosísima, pero al mismo tiempo, se había decretado, por efecto de la máquina de vapor, que su rol fundamental en la sociedad había llegado a su clímax. Pero en la película, también se quiere resaltar aquello que los caballos tienen de metonimia entre su cuerpo entregado al trabajo y la fuerza del siglo XIX y el de las mujeres, entregadas al sacrificio. En ese libro segundo, Tolstoi nos cuenta una carrera de caballos para mostrarnos como en una puesta en abismo toda la novela. La carrera comienza con toda la “sociedad” de testigo. Entre los espectadores está Anna, que llegó acompañada por su marido Karenin, entre los corredores el conde Vronsky. Vronsky elige para esa carrera a su yegua preferida, Frou-frou. El está corriendo contra sus compañeros de armas, son amigos, son compinches que se conocen y se divierten en el deporte; pero también están compitiendo; son rivales y todos quieren ganar. Vronsky es uno de los favoritos con su hermosa yegua y quiere también mostrarle a esa mujer que está en el paddock qué tipo de jinete es él.
La carrera se desarrolla sin muchas sorpresas, Vronsky es uno de los que va a la cabeza y tiene apenas dos contendientes serios. Pero en algún momento de la carrera, otro de los jinetes se le acerca y lo pasa. Vronsky entonces azota y exige a Frou-frou para que acelere y ella se exige más, se exige demasiado, hasta que se paraliza. Entonces Vronsky, lleno de ira y de venganza, la vuelve a azotar, y ella entonces obedece y va más allá de sus fuerzas, hasta que rueda, ambos caen. El sale ileso de la caída pero ella se manca.
Tirada, agitada y muda, Frou-frou mira a su jinete y pide ser matada. Vronsky percibe en ese momento que va a sacrificar a su yegua preferida, y con lágrimas en los ojos, dispara los dos tiros de la piedad. Al disparar, él no sabe, porque sólo lo sabemos los lectores, porque de cierta manera Tolstoi nos lo dice, que la muerte de Frou- frou prefigura toda la vida futura de Anna y su amante. Él es esa clase de hombre: los que le exigen demasiado a su yegua, los que le piden a su yegua lo que la yegua no les puede dar y los que finalmente saldrán ilesos de esa relación, mientras que su yegua será sacrificada.
Desde la platea donde Anna es espectadora de esa escena, junto a su marido, ella sufre y en el momento de la caída no puede ocultar su infortunio y dice: “¡ahhhh!”. Ese suspiro demasiado sonoro es escuchado nítidamente por el resto de los espectadores y por su marido. Saben que, desde ese momento Anna es como Frou-frou, una mujer que se encamina al sacrificio absoluto.

A.Schettini es docente en la Untref. Es poeta y autor de los ensayos reunidos en El tesoro de la lengua.

miércoles, 18 de marzo de 2015

Participa con alegría en las penas del mundo. Busca tu bienaventuranza


¿Dónde está la sabiduría que perdimos con el
conocimiento?
¿Dónde está el conocimiento que perdimos con la
información?
-T. S. ELIOT

Joseph Campbell acostumbraba decir que la mitología representa
la Armonía de las Esferas de la que hablaban los pitagóricos:
la continua música que produce el Universo. La mitología -como
la música- señala de algún modo el sentido de la vida, que no
puede ser expresado en palabras, como quien transmite una fórmula,
pero sí sugerido en símbolos, cantado por las Sirenas.
La concepción de mitología universal que Campbell ha desarrollado
a lo largo de su fecunda obra es la de una tradición viva que conserva
un tesoro, el tesoro de la philosophia perennis de la humanidad
expresada en las distintas lenguas. En este sentido, toda la sabiduría
de las distintas tradiciones es mitología, desde la antigua Sumer
hasta el Rey Arturo pasando por las Upanishadas, Homero, Lao Tsé,
el Antiguo y el Nuevo Testamento y el sagrado Corán. Y en la modernidad
los artistas han enriquecido este texto infinito como lo han hecho
Shakespeare, Goethe, Thomas Mann o James Joyce, mientras
Jung, Freud, Spengler y Nietzsche han vuelto a pensar el mismo núcleo
viviente del mito eterno. Siempre se trata de descifrar el mismo
oráculo de la vida humana en sus distintos niveles: las esferas psicológicas
y sociales danzan en torno del centro sagrado del mundo.
Desde una perspectiva muy amplia Joseph Campbell ha creado una
articulación vitalista y afirmadora de los contenidos esenciales de la
mitología sin excesivos planteos teóricos ni complejidades expositivas.
Su pensamiento es simple y profundo a la vez. Muestra que en la
mitología se preserva conocimiento, no mera erudición sino historias
sobre la sabiduría de la vida, como huellas de la experiencia que
otros han marcado en su camino. Dentro de este corpus textual que
constituye la mitología en este vasto sentido se incluyen todos los
textos sagrados, las leyendas populares, la literatura y la filosofía porque
son portadores de los significados con los que se construyó
nuestra visión del mundo…

Respecto de la función de la mitología,
Campbell insiste en el hecho de que en las escuelas ya no se educa a
nadie, sino que solo se da información. Y este es justamente el problema:
en las culturas en las que se mantiene una tradición viva -como
en el mundo antiguo y en el Oriente- lo que denominamos mitología
ha sido siempre el canal de trasmisión del conjunto de los valores
y las creencias de un pueblo articulados en una serie de relatos
simbólicos en los que se trasmitían tanto elementos de la historia de
la comunidad, como enseñanzas espirituales, planteos metafisicos y
claves para las situaciones vitales. Por el contrario, en la civilización
del Occidente contemporáneo -como bien lo reflejan la filosofía y la
literatura del siglo xx que Campbell conoció muy bien- vivimos cada
vez más en la tierra baldía, en el nihilismo de sociedades olvidadas
de sus propias riquezas. Y es en este punto que Campbell sostiene
que para el hombre actual de Occidente existe el tremendo desafío
de apoyarse en la sabiduría perenne de la humanidad (que incluye
evidentemente también a la tradición oriental) y crear una nueva mitología
planetaria de evolución espiritual o de algún modo perderse
en los propios laberintos de su mente y destruirse a sí mismo. Resulta
necesario advertir que Campbell nunca dejó de expresar esta disyuntiva
en un tono esperanzado…
( fragmentos del prólogo de “Metáforas de lo Eterno” de Joseph Campbell )




martes, 10 de marzo de 2015

Cóctel número 5- Avalancha de lodo


El pulso del oro y el fulgor del relámpago han dejado su silencio en el peso del loto.

Sé que en la tibieza del lodo ya han sido escritas la eternidad y la luz del vino, y este sabor de manzanas que una a una ordenan las ramas de una tarde verde hasta que las sonrisas de las novias iluminan las promesas de los brotes y de las espigas.

Receta del cóctel
Ingredientes:
1,75oz de vodka
1 taza de leche evaporada
1,5oz de bailys
1oz delicor de cafe
1/2oz de chocolate liquido
jarabe natural

Preparación:
licuar con abundante hielo
adornar copa con chocolate y cereza

Nota: Esta bebida se puede untar en los labios y en la piel.

lunes, 23 de febrero de 2015

Cóctel Número 4 - LA SILUETA DE EVA


Tus pechos me susurran que en el sentir de la arena el tiempo de tu sombra no es como el del agua. Cae de la silueta de la rosa abierta a la noche y al destino único de tu aroma.

Entre las estrellas y los granos del oro y de la sal, los amantes, los náufragos de horizontes titilantes anidan sus últimas soledades hasta dejar vacío el cáliz de este sol.

Dios ha puesto su índice en tu pecho y ha dejado para tu piel de princesa un nuevo corazón. Ahora eres una embriaguez y un canto del mar que ata la brisa a las sandalias de tus pies.


Sediento entre el estruendo de manantiales puros me disuelvo en la primera lluvia virginal y trueno y relámpago son el principio del mundo.